Todavía hay ocasiones en las que cierro los ojos y me imagino sobre el césped de un estadio lleno de gente gritando un gol mío", cuenta Álvaro sentado en el último asiento de la furgoneta. Debe ser una sensación maravillosa e inexplicable que no se puede expresar con palabras. Hay que vivirlo. E igualmente debe ser doloroso perderlo por una maldita lesión, que a los 20 años y con atributos para llevarte el mundo por delante te arranca el alma.

Este diario tuvo la ocasión de juntar en una cita inolvidable a Juan Mata, asturiano veinteañero con una zurda de oro y a uno de los grupos de moda en el panorama musical nacional: Pignoise. Álvaro Benito, Héctor Polo y Pablo Alonso andan de gira por nuestro país y, a pesar del cansancio y los kilómetros recorridos, no quisieron perder la ocasión de sentarse a la mesa con una promesa, que lleva camino de convertirse en realidad.

"Mata tiene 20 años y con sus goles le dio media Copa del Rey al Valencia. Es zurdo, rápido y muy listo, lo tiene todo para triunfar. Se va a comer el mundo", afirma el grupo en presencia del futbolista. Sonrojado, Mata devuelve los elogios confesándose fiel seguidor de Pignoise. "Me encanta la música que hacen y siempre que puedo me pongo el CD. Tiene que ser increíble subirse a un escenario y tocar ante 30.000 personas que corean tus canciones", afirma sonriente.

Las instalaciones de La Calderona (complejo deportivo, spa y salud) sirvieron de marco incomparable para la reunión de talentos. A medida que pasaban los minutos, la complicidad entre el grupo y el jugador se iba incrementando, llegando durante la comida el momento de mayor esplendor.

Álvaro y Mata comparten raíces de formación. Abandonaron su ciudad natal con escasos 15 años para asumir el reto de triunfar en el Real Madrid. Por ello, las anécdotas se iban sucediendo. Nombres de campos perdidos en la capital del país, rivales eternos, compañeros de residencia y el estado de las mismas y así, hasta un sinfín de conversaciones que llenaron de sonrisas y felicidad, las casi tres horas que duró el encuentro.

Preguntados por el fútbol actual, la banda declaró abiertamente su apoyo a la política seguida por el Valencia en las últimas campañas: el producto nacional. "El Valencia nos encanta porque con su equipo podría formarse casi la selección. Tiene muchos jugadores españoles y jovenes con ganas de triunfar. Además, su entrenador también es español", sentencian con rotundidad los miembros de Pignoise. Ya en los postres, Álvaro cuenta su amistad con Helguera, Morientes o Cañizares de su etapa en el club blanco y Mata aprovecha para poner sobre la mesa el nombre de un genio: Zidane.

"A los chavales de la cantera nos daban entradas en el Bernabéu arriba del todo, en el gallinero. Desde allí se ven los espacios que se crean durante el partido y en ellos siempre aparecía Zidane. Era increíble", esboza Mata dando pie al recuerdo de sus controles, pases inverosímiles y goles antológicos. "Es el mejor que he visto", afirma Pablo.

Los secretos de vestuario salen a relucir y, entre muecas y miradas cómplices, Polo se desata comentando sus vivencias en las inferiores de Real Madrid, Atlético y Rayo, entre otros. "Pasé por todos los equipos de la capital, pero el fútbol acabó dejándome. ¡Un desastre!", exclama desatando las carcajadas de los presentes. Nombres de futbolistas, entrenadores y clubes históricos se fueron sucediendo, y en los rostros de todos se reflejaba un sentimiento; nadie quería que aquello terminase.

Ya durante la sesión fotográfica, el buen humor siguió presente y retamos al delantero asturiano a celebrar su próximo tanto haciéndole un guiño al grupo. "¡Igual hablo con el equipo y hacemos algo todos!", bromeaba Mata, dando pie a Álvaro y a Polo a recordar celebraciones míticas: desde las más sencillas como la mano apuntando al frente de Butragueño hasta la del brasileño del Valencia en los noventa Leandro.

Un abrazo sincero y el intercambio de los números de teléfono acompañaron la despedida. Pero todavía faltaba lo mejor. Cayó la noche y Valencia se entregó a la música de Pignoise. Álvaro se enfundó la camiseta de Mata y llegó el delirio. Un grupo de artistas, un jugón y música celestial de fondo. Nada que perder...